sábado, 22 de octubre de 2016

Lecturas de hoy Sábado de la 29ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,7-16):

A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el amor

Palabra de Dios

Salmo

Sal 121,1-2.3-4a.4b-5

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron: 
«Vamos a la casa del Señor»! 
Ya están pisando nuestros pies 
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada 
como ciudad bien compacta. 
Allá suben las tribus, 
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel, 
a celebrar el nombre del Señor; 
en ella están los tribunales de justicia, 
en el palacio de David. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,1-9):

En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. 

Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.» 

Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas."»

Palabra del Señor



"Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó-: -«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»" (Jn 21,15-17.)... Dios y Padre del cielo, haznos sentir que cada palabra tuya germine en el fondo de nuestra alma. Siempre venimos  a tu presencia porque necesitamos de Ti, de tu amor, de tu acción poderosa en nuestra vida. Nada puedo hacer si no vas conmigo y mis fuerzas se hacen menor cuando Tú nos faltas por dentro.

A tus manos coloco todo lo que somos, los obstáculos a superar y las veces que hemos caído por no fijar tu mirada en Ti. Que en nuestro obrar pueda ver tu gloria y en las obras de nuestras manos tu misericordia.
Has hecho nuestro corazón con esa necesidad de buscarte cada día, y que sin Ti y tu compañía hemos descubierto que nada somos. Que no temamos amarte con las fuerzas de nuestro corazón, y dejarnos guiar por ti que siempre buscas nuestra felicidad.

Limpia nuestro corazón de todo sentimiento errado, de llevar nuestra vida con aquello que obstaculiza nuestra realización contigo, inclusive de sustituir tu Espíritu Santo y sus frutos de Amabilidad, mansedumbre, dominio de sí mismo, amor, y pureza con lo pasajero.

Danos la gracia de anhelar estar en tu presencia cada día. Y confiar en tu poder que sana y transforma. Amén.

Dios siempre está dispuesto a sanar tus heridas con el amor, y tu estas dispuesto a dejarte sanar, seguimos confiando y orando, feliz sábado

Rossy y Alejandro

P. creciendo en el Amor




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