Lunes: de la XXVII semana del Tiempo ordinario
Gálatas: 1, 6-12
No he recibido ni aprendido de hombre alguno el Evangelio, sino por revelación de Jesucristo.
Hermanos: Me extraña mucho que tan fácilmente hayan
abandonado ustedes a Dios Padre, quien los llamó a vivir en la gracia
de Cristo, y que sigan otro Evangelio. No es que exista otro Evangelio;
lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, tratando de
cambiar el Evangelio de Cristo.
Pero, sépanlo bien: si alguien, yo mismo o un ángel
enviado del cielo, les predicara un Evangelio distinto del que les
hemos predicado, que sea maldito. Se lo acabo de decir, pero se lo
repito: si alguno les predica un Evangelio distinto del que ustedes han
recibido, que sea maldito.
¿A quién creen que trato de agradar con lo que acabo
de decir? ¿A Dios o a los hombres? ¿Acaso es ésta la manera de
congraciarse con los hombres? Si estuviera buscando agradarles a ustedes
no sería servidor de Cristo.
Quiero que sepan, hermanos, que el Evangelio
predicado por mí no es un invento humano, pues no lo he recibido ni
aprendido de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
Alabemos al Señor de todo corazón.
Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de
los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas
de estudio. R/.
Justas y verdaderas son sus obras, son dignos de
confianza sus mandatos, pues nunca pierden su valor y exigen ser
fielmente ejecutados. R/
Él redimió a su pueblo y estableció su alianza para siempre. Dios es santo y terrible y su gloria perdura eternamente. R/.
¿Quién es mi prójimo?
En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de
la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: "Maestro, ¿qué debo hacer
para conseguir la vida eterna?". Jesús le dijo: "¿Qué es lo que está
escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?". El doctor de la ley contestó:
"Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con
todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo".
Jesús le dijo:
"Has contestado bien; si haces eso, vivirás".
El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó
a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?". Jesús le dijo: "Un hombre que
bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos
ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto.
Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y
pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y
siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se
compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se
las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y
cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del
mesón y le dijo: `Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi
regreso'. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del
hombre que fue asaltado por los ladrones?". El doctor de la ley le
respondió: "El que tuvo compasión de él". Entonces Jesús le dijo: "Anda y
haz tú lo mismo".
"¿Cuál de estos tres te parece que se portó como
prójimo? ... El que practicó la misericordia con él. (Cf. Lc 10, 25-37.)...
Bendito seas Padre por ser un Dios defensor de quien esperamos en Ti. Te
derramas en el corazón probado en Fe y das La Paz a quienes sabe aguardar tus
promesas.
Tú has creado en nosotros la capacidad para amar y entrar en
relación con los demás con la misericordia que brota de tus manos. Por eso, ven
con tu Gloria y derrama tu bendición en nuestro corazón para que el amor que
brota de nosotros sea transparente y entregado, sincero y prudente, sacrificado
y bondadoso. Gracias señor porque sé que tú nos educas a tus caminos
En nuestra Fe nos
permites expresar lo que somos y haces crecer todo lo que está dentro de nosotros.
Más hoy Señor, requerimos de tu perdón por las veces que mis manos no están
dadas para los hermanos sobre todo cuando nos han señalado nuestra vidas y no tus caminos. Cuando se han cerrado
a tu misericordia sin importar dejarlos en el camino perdónalos señor.
Limpia nuestro corazón de toda tristeza, de toda angustia y
de la falta de confianza en tu poder. Sigue Dándonos la capacidad para comprender
que el amor que derramas en todo nuestro ser, sea capaz de donarlo al corazón
de mis hermanos. Amén.
Permite que Dios use tus manos, no cierres tus entrañas para
vivir la misericordia. Seguimos
confiando y orando, “Esto también pasara”. Feliz semana para todos
Rossy y Alejandro
Pastoral Creciendo en el Amor
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